HERSON BARONA

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COMO UN ÁRBOL CRECERÍA

  
1. Raíces

Alejandro Zambra (Santiago, 1975). Colaboraba en diversos periódicos como El Mercurio, La Tercera, The Clinic y Las últimas noticias, donde mantuvo la columna de crítica literaria Hoja por hoja. Fue conocido como poeta (Bahía inútil, 1998 y Mudanza, 2003) hasta 2006, cuando saltó a la narrativa con su primera novela, Bonsái (Anagrama).

2. Maceta

De un puñado de semillas que originalmente eran poemas, Bonsái creció para sublimarse en algo que parece una novela, un cuento largo, una nouvelle. A Zambra no le interesaba ceñirse a un género; para él, su libro es ante todo —y acaso solamente— el resumen de sí mismo: “una historia liviana que se pone pesada”.

3. El árbol vivo

Julio conoce a Emilia. Mantienen una relación amorosa basada en los libros: en ellos encuentran el erotismo, el romance y la satisfacción de sentirse personajes literarios. “Al final Emilia muere y Julio no muere. El resto es literatura”, leemos en el primer párrafo. El resto es Bonsái, una pieza narrativa miniaturizada, un libro en el que más que contarse una historia, se sugiere.

Esta obra puede leerse como el viaje iniciático de dos estudiantes de literatura. Una novela sobre dos jóvenes tristes que se refugian en una habitación a leer novelas, fumar marihuana, coger (porque no se sienten tan chilenos para culiar y no tienen edad para hacer el amor), prodigarse alguna mentira de vez en cuando y a esperar que lo suyo durara por lo menos el tiempo necesario para terminar los siete tomos de En busca del tiempo perdido. Pero no, el amor —si era amor— se les termina antes.

En este sentido, Zambra escribe en realidad una historia, no de iniciación, que ya hay bastantes, sino de despedida, de elaboración de un duelo, una suerte de homenaje. Julio, muchos años después, sin saber qué hacer de su vida y sin haber olvidado nunca a Emilia, termina escribiendo una novela que se titula Bonsái y al mismo tiempo decide hacer un bonsái; compra manuales y revistas, consigue las herramientas y lo hace. “Escribir es como cuidar un bonsái, piensa Julio”.

Bonsái es, entonces, la historia de un hombre que busca darle forma a una historia que no pudo tener un final, de alambrar el lenguaje para hacerlo decir, por una vez, algo claro, de la misma manera en que se alambra un árbol para darle su forma breve de bonsái: una novela podada (Zambra ha declarado que el texto no llegaba a las cuarenta páginas y que, de ser una novela, es “una novela que desconfía de las novelas”).

Un bonsái es una réplica artística de un árbol en miniatura, dice uno de los manuales que lee Julio. Bonsái es una réplica artística de una historia en miniatura.

4. Crecimiento

Escribir es aprender a elegir qué no escribir. Escribir es contar la historia del árbol narrando solamente los huecos del follaje por donde se filtra la luz. Alejandro Zambra sabe que las historias ocurren después y que también son sólo un pretexto. Que la majestuosidad de un árbol grande puede contenerse en la brevedad de un bonsái, sólo es necesario hacer un acercamiento. Que las historias, así como los árboles, también continúan en el cielo y en lo subterráneo.