EVA RIVERA



SIGUES


Ayer fui al lugar donde alguna vez vivimos. Ahí siguen nuestros recuerdos, aunque ahora están llenos de polvo y soledad. Ya no hay quién los revise ni quién se preocupe por recordar qué cosa u olvidar esta otra.

Es increíble cómo pasa el tiempo y todo sigue siendo igual. Que no te olvido y que te extraño, pero ya no te lloro tanto. Pude ver de nuevo tu letra y acordarme de cuando escribiste mi nombre en mi espalda. Pude ver tu ropa desordenada, tus cosas cubiertas por oscuridad y un velo de suciedad.

Prendí las velas con las que te despedí e inspeccioné los rincones para encontrarte en ellos de nuevo. Pude ver todo con ese aire de nostalgia que antes no había. Encontré tu linterna con la que alguna vez jugamos, aunque ya éramos adultos. Quise jugar, pero ya no era divertido.

Siguen ahí nuestros besos y caricias, aunque ya no gritan nuestros nombres. Todavía está el calendario que te regalé para que recordaras nuestras fechas importantes, aunque siempre lo olvidabas. Julio es el mes donde lo dejaste.

Aún entra viento por la ventana rota, aunque ya no me da frío como antes. Sigue estando ahí el lugar donde nos perdimos y muchas veces nos encontramos. Donde está tu barco con el nombre de ella. Ahí sigue, aunque no quisiera.

Cerré la puerta que siempre está abierta por una extraña razón que desconozco cuando paso a visitar el lugar. Ya no hay fotos tuyas, pero te sigo viendo en todas las habitaciones, en todas las esquinas. Un sin fin de imágenes mentales tuyas: una donde te lavas los dientes frente al lavabo, otra donde cocinas arroz rojo en la cocina, otra donde te sientas a la orilla de la cama a amarrarte los zapatos, una más donde cuelgas tu ropa en el cuarto que era tu armario, otra donde te ajustas el nudo de la corbata para que quede acuerdo con tu traje, otra donde estás sentado a la mesa escribiendo cartas de disculpa y una última en el pequeño espacio que teníamos como jardín, donde miras sin mirar.

Cuando entro, todos tus tú me saludan y les sonrío. Paso tiempo con cada uno de ellos, aunque no diga nada; me gusta verte hacer tus actividades. Que me mires y me preguntes en qué pienso, con una dulce sonrisa y una mirada desconcertante. Y a todos tus tú les doy la misma respuesta: en que te fuiste.