RODRIGO BONILLA



TREN DE CIEGOS


Hoy, en la calle, cinco ciegos caminan enlazados, uno atrás de otro. La fila india, lenta y con el movimiento sinuoso de la serpiente que no despega su cuerpo del suelo, va como una máquina de carne. 

El tren de los ciegos tiene cinco elementos. Uno, el ciego motor, guía la cadena. Dos, el ciego vulnerable y oculto, se escuda en la experiencia cercana del ciego motor. Tres, el ciego palo mayor, es vigía de los vientos, las temperaturas, los astros menores del cielo y cualquier inclemencia que se pueda percibir con el tacto. Cuatro, la ciega anciana, es una dama pequeña y se halla a suficiente distancia de la zona más peligrosa, la frontal, y cubierta por el muro en su retaguardia. Cinco, el ciego cabús, afianza con su cuerpo robusto el tren de ciegos.
La locomotora camina lentamente y desciende por las escaleras hacia los huecos subterráneos de la ciudad.

Atributos divinos: el ojo omnisciente; el oído; el dedo que ordena. El primero es esférico y de fuego, y lo intuyó Timeo de Lócride; el alcance de su mirada se indica en los Proverbios de Salomón. El segundo lo escrutan los rabinos. El tercero tuvo su revelación en las tablas de Moisés.

Atributos de los ciegos: el cayado; la sinestesia; el oído. El primero sustituye al ojo y es una prolongación del dedo. El segundo es un don metafórico: sin el poder de la imagen visual, la percepción de los ciegos se afila en otras partes: con la translación de la sinestesia se contrarresta la pérdida de un sentido y se fortalece el comercio entre los otros cuatro; ven esmeraldas en el olor de la menta y el suelo con el cayado. El tercero se puede sufrir con la amplificación de cada sonido diminuto durante una noche de insomnio.

El tren de los ciegos se ríe. Son felices en compañía. Entre los cinco afinan sus sentidos y se apoyan. El ciego motor es la vista. El ciego vulnerable y oculto es oído. El ciego palo mayor olfatea. La ciega anciana es el gusto y se ampara en el ciego cabús que ejerce el tacto de un muro protector.  

Los cinco ciegos son una serpiente.
Su ojo, el bastón, se arrastra por el suelo. Es la vara de Esculapio y ellos son el animal que la nutre y en el cual la vara se apoya para dirigir su poder. Es el caduceo de Hermes, pues protege y permite la transmisión. Para los magos la vara descubre los manantiales, permite llamar a los espíritus, señala la clarividencia y la fortaleza, cura, transforma. A través de ella se conduce el poder del hombre sobre los elementos. La vara de Esculapio hace sanar; viene de la madera de los árboles. Alrededor se enreda una serpiente que vincula el valor cósmico del árbol con la tierra en que el reptil se arrastra.
La palomancia es la adivinación mágica del futuro por medio de varas.
La radiestesia es la adivinación científica por medio de varas.
El uso de la vara por los ciegos es la adivinación del suelo futuro.  



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“Dado que varas y bastones vienen del árbol,
su utilización en el plano humano desempeña el papel del dedo de Dios”
Diccionario de Chevalier