BERNARDO GAMBOA SÁNCHEZ




SERÉ LOS COYOTES QUE IRRUMPAN DE NOCHE


me dejaré llevar por el silencio
me dejaré arrastrar por el viento y en pleno torbellino
iniciaré una batalla
me afirmaré en la negación
me dejaré seducir por los irracionales
y me pegaré un tiro
me cabalgaré el corazón en pleno incendio
y dejaré de podarme las hierbas
convertiré en vaciadero mi cuerpo
confundiré a propósito las intermitencias
galoparé y tiraré de mis ojos
camuflaré al sol con estos destellos
y decididamente
desterraré al pánico de mis lagunas
seré el cadáver que siempre has buscado
seré los coyotes que irrumpen de noche y en medio del terremoto
te plantaré un beso
me dejaré vencer por los jardines
y cuando pase la oscuridad
y todo amanezca regado por los pasillos
y las paredes se llenen de grietas
y no quede rastro de sangre
y nadie se acuerde de nada
me dejaré arrastrar por el viento
seré el nómada que siempre he sido




ACÁ DONDE LLUEVE, ACÁ ABAJO, EN LA CORRIENTE DE ESTE RIACHUELO FINO


moriremos de una forma terrible
lo sé
lo vislumbré la otra noche
moriremos de ausencia
y eso nos embeberá como un falso fondo
quiero decir
nos chupará la sangre
habrá un derrumbe súbito
y un desamor insoportable
los libros no sabrán explicarlo
abriremos los ojos
y enseguida nos acosará la rabia
nos hallaremos imbéciles
los caminos se llenarán de animales que guardarán cierto parecido con los venados
nos guiaremos sin instrumentos
brillará el plancton sobre la superficie
y no quedará otra cosa que el grito
el grito de un gallo quieto
desesperantemente quieto
atado por la pata derecha a uno de esos postes que son sólo postes
y que no sostienen absolutamente nada




DESPERTAMOS TAN LEJOS


despertamos tan lejos
insoportablemente indolentes
ávidos de hundimientos
y con poquísimas ganas de que nos quieran
que no nos quieran
no nos gusta nada
no queda nada
de donde sujetarse
despertamos de milagro
en estado salvaje
solitarios en las cavernas
rugiendo
escupiendo un poquito de un algo
sangrando por todas partes
en la podredumbre
putrefactos
mandíbulas apretadas
y el corazón endurecido
despertamos donde se pueda
con quien se pueda
abismados
profundamente abismados
despertamos apenas
tan de a poquito
que casi
ni lo notamos
despertamos enfurecidos
sin referentes
de cómo ha sido
díos mío
que hemos llegado
hasta aquí
despertamos malditos
claro
con las heridas abiertas
directamente
en la pesadilla