MICHEL YAMMINE



GUERRA


Parques a medias con niños visibles;
echados.
Hora de dormir imprevista,
inapelable.

Al columpio sólo le queda el viento manco para volver a las oscilaciones.
Los recreos nunca fueron tan inmóviles.
Se pensaría que están todos dormidos
sino fuese por las calles con pegotes,
es helado de mora derretido,
todos llevamos cuatro litros dentro.

Insensibilidad que trasciende patrias e invade cuerpos tranquilos
para dejarlos más tranquilos que nunca
con ataques que son magia.
Qué habilidad la de volver a madres que corren por miedo
en cuerpos inanimados.

Las balas fueron los pinceles que pintaron el pavimento.
Cuando el lienzo es gris la obra es funesta,
el rojo nunca resaltó tanto.
Pintura de rencor,
enemiga de la tinta.

La revolución pálida en entrañas,
la de las hojas en blanco;
no sirvió.