LUIS FELIPE LOMELÍ


PARQUE ZEN DE MEDELLÍN

Si no se le conoce, uno puede pasar por aquí y concluir que es como cualquier otro: con su estanque de patos al centro, sus cafés con sombrillas y sus viejos jugando al dominó.  Pero la vida del Parque Zen se da justo al alba, cuando los adoradores se sientan alrededor del lago de cemento y comienzan a entonar con sus cítaras y sus acordeones, y las serpientes surgen del agua y los corredores de apuestas se apresuran por entregar los billetes que decidirán, tras latigazos de crótalos y dentelladas, quiénes serán los viejos que jueguen al dominó este día, quiénes los meseros del café, quiénes los patos, quiénes…