GRACIELA ROMERO

 
 
CUERPO CON CUERPO
 
 
Cuánto tu nombre. De alguna forma no más sueños y en cambio escalofríos y el perturbador sonido hueco de un solo corazón. Sobre la cama el cuerpo, y en el cuerpo, agazapado entre las piernas, el sexo que se piensa olvidado pero se descubre siempre latente. Sobre la mente el rostro deforme, tétrica caricatura de la fealdad con hermosos labios de color incierto. Otra vez escalofrío pero tu nombre. Al sexo lo penetran deseos, y de pronto, sobre el cuerpo: un cuerpo. Ahora sudor entre los pliegues que forma la carne de los enormes senos. Ojos abiertos nada contemplan en el dibujo de las sombras.

Jadeos. Cuánto tu nombre. El cuerpo en incontrolable necesidad de sentir un cuerpo dentro.  
 
Antes que los labios de trazo perfecto dibujen sonrisa que deforme el grotesco ceño, sobre la cama el cuerpo, sobre la cama sangre y un objeto afilado.

Hay pasos. Hay un cuerpo que se aleja sin actitud culpable. Al menos ya no escalofríos, ya no deseo, ya no tu nombre: un cuerpo. Extraño dolor que se disipa al goteo de los segundos y, al fin, silencio.

Ya ni siquiera silencio.