RUMI CABRERA



HISTORIAS


Me gustaría que las palabras fueran más que polvo,
más que signos ásperos en cuya existencia
se descifran epitafios de los hombres.
Tal vez sus anhelos,
sus batallas,
sus comedias,
el péndulo de su musicalidad,
el movimiento rebosante de sus olas,
la hondura de su mar proteo,
no son más que el espejo en el que se adivinan
sombras y copias puntuales:                                fantasmas.
A veces, en mi mesa de cristal,
hay un rostro de memorias vastas que pasea dentro de sí:
juega con sus líneas y por momentos desea volver a ser de todos,
nada.