LA MÁQUINA AUTOBIOGRÁFICA (FRAGMENTOS)
Guardo en mi escritorio las
velitas de un cumpleaños fallido. No fallido en el sentido de que la festejada
haya escapado al paso inexorable de los días, sino en otro sentido, que de
pronto me da pereza precisar. No hay por qué llevar las cosas hasta el final en
un poema. A veces basta con dejar caer las frases como quien filtra un rumor
incómodo en un universo cerrado. Unas velitas manchadas de pastel al fondo de
un cajón. Una risa de mujer enfrentándose a otra risa de mujer durante un paso
de baile. Alguien que mira desde una ventana en un cuarto piso. Y nada más eso,
de momento.
§
A
veces me da miedo pensar que todo lo que nos queda en común son unas cuantas
palabras y el consumo paralelo de benzodiazepinas. Y sin embargo, por esas
pocas palabras valdría la pena aprender a hablar otra vez desde el principio.
Larva, pupa y ninfa son
estados del desarrollo de una plaga.

GOOGLEARLA AÑOS DESPUÉS (NEW SPLEEN)
Ella
en una animación de stop motion, fumando con una boquilla que más que
elegancia le confiere perversidad. Ella, nuevamente animada, sobre un suelo de
baldosas que podría ser el suelo de baldosas del departamento donde mi abuelo
conoció el prurito del sexo, y de hecho es ese mismo suelo de baldosas, ahora
lo sé. Su pelo tiene basura y resplandor a partes iguales, como sucede con
todas las cosas que en un primer momento parecen llamadas a estar siempre al
alcance de la mano. Un texto de ella en donde aboga por la educación no formal,
de carácter filosófico, y propone un campamento de verano en el que se anime a
los niños a: 1) grabar sus experiencias en audio mediante el uso de una
“cassette”, 2) emprender recorridos por el campo y jugar con mapas, 3)
convertirse en “expertos del cuerpo”. El último punto me parece el menos claro,
pero en todos detecto, o quiero detectar, huellas o indicios de la persona con
la que viví durante dos años (nada me asegura que efectivamente se trate de la
misma). Ella en lo que parece ser un concierto de rock, pero vestida a la
usanza folclórica y dando alaridos por el escenario; se cae. Su nombre en
listas aleatorias: de estudiantes, de participantes en una asamblea popular, de
firmantes de una carta en contra de la reubicación de una librería que alguna
vez visitamos juntos y que a mí ha dejado de importarme hace ya tiempo. Su
nombre con el orden erróneo en los apellidos. Su nombre en las listas
electorales de un distrito de Texas. Su nombre entre las concursantes de un
certamen hípico en Pomona. Su nombre con modificaciones o en contextos
imposibles conforme pasan y pasan más páginas de resultados. Finalmente, otros
nombres.